Los Corsarios son veteranos curtidos en una vida de piratería que han viajado por las estrellas durante siglos, y han visto lo peor y lo mejor que la galaxia puede ofrecer.

Las Mandrágoras Drukhari se arrastran y se acercan a sus presas como pesadillas sobrenaturales en las sombras, apareciendo de repente con miradas de odio danzando por sus inconstantes facciones. Aquellos que sobreviven al impacto de sus rayos impíos pronto caen presa de los tajos de sus filos trémulos.

Cuando un dreadnought no es lo suficientemente grande, el mekániko siente un ansia irremediable por construir un pizoteador. Un pizoteador es tan grande como una fortaleza rodante y es el ídolo andante, asaltante y rugiente de Gorko. Tiene una tripulación compuesta por varios Orkos y docenas de ayudantez y mensajeros. Un pizoteador suele llevar dos o tres cañones acoplados, así como alguna forma de garra descomunal o espada sonora para destrozar los tanques y titanes enemigos en combate cuerpo a cuerpo.

Los Orkos denominan a su casta gobernante noblez. Los Noblez son más grandes y aterradores que los demás orkos y se deleitan con la violencia casual o cruel. Lo más común es que lideren a sus orkos arremetiendo allí donde el combate es más encarnizado y rompiendo cráneos por doquier. En este sentido, el noble actúa como un sargento, campeón, opresor y líder de los chicoz a los que dirige.

Ante la ira fundidora de una escuadra Erradicadora, las armaduras pesadas y las posiciones defendidas tienen pocas posibilidades. Los Erradicadores usan la servoarmadura modelo Gravis que es más pesada que la servoarmadura Mk X, lo que les permite caminar a través de oleadas de fuego sin sufrir daños antes de abrir fuego su propio armamento destructivo a quemarropa.

Aunque la infantería en masa puede imponerse al enemigo, a menudo corresponde a las escuadras de armas pesadas dar el golpe mortal. Estos equipos de artilleros instalan rápidamente sus armas pesadas móviles a medida que avanzan sus camaradas, proporcionando la potencia de fuego para reforzar las líneas de batalla. Con acceso a un arsenal de armamento portátil, ofrecen apoyo de fuego cercano con cargas adaptables de potencia de fuego precisa o indiscriminada.

Los Skaven son viles hombres rata que buscan conseguir el poder a cualquier precio. Para ellos la civilización es un mero obstáculo a superar, devastar y saquear. Los Skaven no se detendrán hasta que cada centímetro de los Reinos Mortales haya quedado convertido en un páramo desolado infestado de hordas de alimañas chillonas.

Una figura que inspira asombro y reverencia por igual entre los Blood Angels, Mephiston lleva la voluntad y el poder de alguien que ha tenido que superar lo que ningún otro Blood Angel. Mephiston ha luchado hasta casi morir para vencer la Rabia Negra, la maldición que ha afectado a los Blood Angels y sus sucesores durante milenios. Al cruzar el Rubicon Primaris, Mephiston no sólo ha demostrado el abrazo del Capítulo a sus nuevos hermanos de batalla, sino que se ha vuelto más poderoso que nunca.

El Sanguinor es una figura misteriosa que lucha solo en los campos de batalla de importancia capital, cuando los Ángeles Sangrientos están más necesitados. Inspira tanto valor en los hijos de Sanguinius como miedo en el enemigo, y avanza por el campo como si fuera la manifestación de la voluntad de Sanguinius.

Los Intercesores equipados con potentes propulsores de salto pueden elevarse sobre el campo de batalla y arremeter contra el enemigo como un martillo caído del cielo. Aniquilan rápidamente la resistencia con disparos a bocajarro y furiosos embates de sus espadas sierra, antes de abalanzarse sobre el siguiente blanco.

Los Forjados en la Tormenta son los campeones del Dios Rey Sigmar, héroes inmortales imbuidos del poder de la tempestad celestial. Con martillos envueltos en rayos y un himno de venganza, defienden a los mortales contra la marea de oscuridad que intenta consumirlos. Ahora, los elegidos del Dios Rey se enfrentan a su mayor desafío, pues la Hora de la Ruina está cerca.

El Paladín del Emperador es un humilde guerrero arrancado de las filas de los Templarios Negros por la voluntad divina del propio Emperador. Los furiosos golpes del enemigo resuenan en su impenetrable Armadura de la Fe, mientras el Campeón busca a los generales y héroes enemigos y los mata a estocadas de su Espada Negra.

Envueltos en una luz dorada, estos implacables guerreros son capaces de resistir innumerables heridas y, a cambio, abatir a innumerables enemigos. Su armamento sagrado se guarda en el Reclusiam de los Templarios Negros, y si el Paladín flaquea y cae, se lanzan cruzadas para recuperar este armamento sagrado.