Los Venómtropos emergen de entre neblinas miasmáticas de esporas que expulsa su propio cuerpo. Sus tentáculos con forma de látigo gotean con multitud de venenos alienígenas. Son unas toxinas tan potentes que se cree que el mero contacto directo con un Venómtropo es capaz de provocar la muerte.

Algunas tropas estatales del Imperio entran en combate cargando letales armas a distancia. Arcabuceros y ballesteros acaban con los enemigos del Imperio desde lejos con implacables andanadas de fuego y feroces salvas de proyectiles, incluso antes de que sus tropas de combate puedan acercarse a ellos.

Los Aeldari luchan por la supervivencia de su imperio moribundo: su reino estelar está en ruinas y sus dioses han muerto. ¡Mas, ay de aquellos que los consideran débiles! Guiados por la incomparable clarividencia de sus videntes y por sus astutos generales, las huestes de guerra de los Aeldari utilizan una avanzada tecnología y la velocidad y agilidad naturales de sus guerreros para lograr la victoria y mantener a raya su destino.

Los Destructores Acechantes Canópticos merodean con inquietante gracilidad. Tanto si acechan en las armerías de sus señores como centinelas incansables o si proporcionan soporte de fuego móvil para las legiones necronas, los Destructores Acechantes aniquilan a quienes se atreven a oponerse a ellos con los disparos abrasadores de sus bláster del exterminio.

Todo cazador de orkos que se precie sabe que la manera más segura de lidiar con un Kaudillo en pie de guerra es azotarlo con artillería revientatanques desde la mayor distancia posible. Al ataviarse con una armadura megablindada a pistones, este Kaudillo se ríe en la cara de las argucias del enemigo, para horror de este.

Un Kaudillo es una masa homogénea de múzkuloz, dientez y mala actitud, con la que lidera la carga en primera línea, con alegría. Con garraz, puñoz y dakka estos gigantes verdes se abren paso como una apisonadora a través de las líneas enemigas. Mientras tanto, su ensordecedor grito de guerra y su mirada asesina motivan a sus chikoz para repartir aún más violencia.

El Astra Militarum es la primera y, a menudo, última línea de defensa de la humanidad. Es la fuerza de combate coordinada más grande de la galaxia, con filas de soldados entrenados y equipados procedentes de incontables planetas y unidos por su fe en el Dios Emperador. A base de coraje y determinación, los soldados del Astra Militarum aniquilan a sus enemigos con una combinación de fuego concentrado de rifles láser, artillería en masa y poderosos tanques de batalla.

A pesar de su alto rango y a menudo para horror de sus superiores, el Lord Mariscal Dreir siempre lidera desde el frente. El hecho de que él y su leal corcel de Krieg hayan salido vivos y victoriosos de tantas batallas constata su habilidad como comandante y soldado de caballería.

Una Escuadra de Mando de Cadia, compuesta por oficiales y los guerreros veteranos que los protegen, dirige su fuerza de élite en la batalla. El núcleo del ejército está formado por curtidos Kasrkin, armados con un potente arsenal de armas. Cuentan con el apoyo de los Jinetes Recios de Attila, una caballería muy móvil, devastadora en la carga y capaz de flanquear fácilmente a las unidades enemigas más lentas.

El Astra Militarum utiliza el peso aplastante de los números para abrumar a sus enemigos, y eso significa que tendrás que arriesgar mucho. No podemos garantizar que tu Comisario quede satisfecho con tus esfuerzos, pero sin duda tu jugada será la más atractiva.

La fama de los ingenieros de combate de Krieg les viene por su habilidad como expertos en demoliciones, zapadores y guerreros de trincheras en combate cerrado. Se encargan de acompañar a las primeras oleadas de un asalto de los Korps de la Muerte para despejar alambradas, desactivar minas y abalanzarse sobre el enemigo armados con escopetas y garrotes de trinchera.

Las unidades de Jinetes de la Muerte están conformadas por soldados que se han ganado el apelativo de honorables, algo realmente difícil de alcanzar para cualquier soldado de Krieg. A lomos de sus corceles genéticamente mejorados, esta valiente caballería recorre la tierra de nadie con las lanzas en alto y los sables desenvainados para chocar de frente contra el enemigo, dispersando a la infantería y creando huecos en la línea enemiga que la infantería y los blindados puedan aprovechar.