Prince Apophas es el El Señor Maldito de los Escarabajos, un espectro maldito que siembra el terror en el campo de batalla con los enjambres de escarabajos que rodean su cráneo, blanqueado por el sol. Este despiadado asesino todavía empuña la misma hoja que usó para degollar a su propia familia, un acto por el que terminó condenado por Usirian, el dios del submundo de Nehekharan.

Los Príncipes Daemon fueron una vez campeones mortales del Caos, elevados a la categoría de daemons eternos como una codiciada recompensa de sus patrones mercuriales. Cada una de estas monstruosidades corruptas es un testimonio viviente del poder infernal del Caos, un señor de la guerra inmortal bendecido con múltiples dones malévolos a lo largo de su larga vida y su traicionero Sendero a la Gloria. Un Príncipe Daemon se eleva o avanza a grandes zancadas por el campo de batalla como un presagio de fatalidad, desatando todo el armamento forjado en la disformidad, la fuerza monstruosa y la hechicería profana a su disposición.

El Príncipe Vhordrai es el caballero vampiro más temido que existe, el legendario castellano (y prisionero) de la Torre Carmesí. Cuando es liberado de su fortaleza maldita para hacer la guerra contra los mortales, Vhordrai monta a lomos del draconita no muerto Shordemaire. Esta bestia ancestral puede fundir carne y metal con su aliento pestilente antes de descender en picado para que su amo pueda ensartar a cualquier superviviente con su Lanza de sangre.

Los Puñales de la Vieja Bruja son fanáticos creyentes en la diosa profética Morai-Heg que existen para hacer la voluntad del destino. Los lidera la vidente Kaerna Vix, que lee las vísceras de enemigos abatidos para vislumbrar los deseos de su diosa. Una cuadrilla de asesinos se aseguran de que las visiones de Vix se cumplan: Tazari es la fuerte mano derecha de Kaerna, mientras que Krieta masacra con deleite a quienes atraen la mirada de su ama. Por último, el ballestero Azphel aguarda para atravesar a los enemigos lejanos.

Si la existencia tiene alguna constante, es la decadencia. Con el tiempo, todo debe sucumbir a la entropía. El Poder Ruinoso que mejor lo sabe es Nurgle. El Dios de la Plaga tiene mil identidades, pero para muchos de sus devotos es simplemente el “Abuelo”. Bajo el zumbido de un millón de moscas, sus leales ejércitos de Agusanados marchan para propagar enfermedades y miseria, destruyendo la esperanza con sus hojas oxidadas y hechizos repugnantes.

Si quieres repartir los obsequios del Abuelo Nurgle por los Reinos Mortales, esta caja es ideal para comenzar un nuevo ejército o aumentar tu horda de Agusanados de Nurgle, y te resultará más económico que comprar los kits por separado. Incluye una equilibrada selección de unidades, permitiéndote desplegar sobre el tablero una legión de plagados.

Los guerreros Pactoscuro han sido entrenados para el combate desde temprana edad. Nacidos en tribus que se enorgullecen, por encima de todo, de su fuerza y capacidad de supervivencia, estos fieros asaltantes hacen sangrientos votos a sus dioses protectores y se esfuerzan por cumplirlos a cualquier precio.

Los nobles vampiros de los Necroseñores Pudrealmas crean imperios de muerte para que satisfagan todos sus deseos, embelesando a los mortales y despertando a los muertos para sus guerras de conquista. Estos aristócratas inmortales trabajan sin descanso para expandir sus dominios, pues solo encontrarán satisfacción cuando la noche caiga sobre los Reinos Mortales y los bañe en sangre.

La Élite Mortesana son los guerreros colosales de los Osiarcas Cosechahuesos, considerados entre sus constructos más mortíferos. Los Mortesanos de la orden de los Formahuesos reúnen en ocasiones cohortes de estas monstruosas creaciones para perfeccionar su modificación ósea en plena batalla. La mera visión de estas fuerzas es aterradora: son la auténtica élite de la necrópolis.

Los reptilianos Serafones se esfuerzan incansablemente por hacer avanzar el Gran Plan de los Ancestrales, devolviendo el verdadero orden y equilibrio a los reinos deformados por los Dioses Oscuros. Sus ejércitos ven a saurios de sangre fría y feroces bestias escamosas luchar juntos como una única fuerza potente: una fusión de violencia depredadora y poder cósmico esotérico que pocos pueden resistir.

Con un confianza suprema y siempre ansioso por ser el primero en entrar al combate, el Señor Lobo Ragnar Blackmane lidera su Gran Compañía en invasiones planetarias devastadoras. No tan obstinado como en su juventud, las furias bersérker de Ragnar siguen siendo huracanes de violencia, y sus aterradores aullidos congelan la sangre de sus rivales.

Las Rastreaalmas de Slaanesh son las escoltas de las huestes demoníacas, Diablillas que cabalgan sobre rápidos y letales corceles. Las Rastreaalmas pueden abarcar grandes distancias a una velocidad increíble; se trata de una fuerza de flanqueo excelente, capaz de superar hábilmente a cualquier adversario.

Los corceles son ágiles, criaturas inquietantes con largas extremidades y lenguas terriblemente venenosas. Se dice que una única caricia de la lengua de un corcel es suficiente para conducir a un hombre al éxtasis mortal. Las Diablillas son igual de letales, ya que sus letales garras sirven para acuchillar y rebanar a sus adversarios.

Las Ratahorrores son una de las aberraciones más horribles de los Clanes Moulder. Estos titantes bicéfalos alternan entre una astucia maligna y una furia bestial. Rodeados de nubes de niebla mutágena avanzan con torpeza pero con determinación. Utilizan flagelos con garfios para acercar a sus presas y envolverlas en llamas de fuego disforme o viviseccionarlas con cuchillos montados en sus brazos.