Cuando la Eclesiarquía trató de elegir una nueva abadesa Sanctorum para dirigir a las Adepta Sororitas, eligieron a Morvenn Vahl. Creyendo que la joven Superiora Celeste podía ser fácilmente manipulada en la arena política, en cambio encontraron a una guerrera sincera y de voluntad férrea que usó su placa de batalla completa en las reuniones del Santo Sínodo e intimidó a muchos que buscaban influenciarla. Insatisfecha con el ejercicio de su mando desde la seguridad de la Sagrada Terra, Vahl partió casi tan pronto como llegó y desde entonces ha estado al frente de muchas cruzadas.

Las Hermanas de Batalla componen la mayoría de todas las Órdenes Militantes de las Adepta Sororitas que acaban con herejes, xenos y traidores por igual con su sagrada trinidad de armas: bólter, fusión y lanzallamas. Dondequiera que avancen por el campo de batalla, la luz del Emperador se extiende como un amanecer sagrado, manifestándose en forma de milagros que desvían ráfagas y proyectiles de un enemigo a quien en ocasiones consume el fuego de la justa venganza. Sus exultantes oraciones resuenan con mayor fuerza ante estas impresionantes demostraciones de la divinidad manifiesta del Emperador, y cada vez que presionan el gatillo acaban con más abominaciones indignas que osan enfrentarse al Señor de la Humanidad.

Angron es el Ángel Rojo, Señor de los Devoradores de Mundos, el Primarca Daemon de Khorne. Criado como un esclavo en los brutales pozos de lucha de Nuceria, este semidios enloquecido buscó una muerte gloriosa en las batallas de la Herejía de Horus, solo para verse condenado a sufrir una eternidad de furia inaplacable. Durante diez mil años ha causado estragos en el Imperium, acompañado por los carniceros de la XII Legion. Cuando Angron aparece en el espacio real, es una máquina de destrucción imposible de parar, con la fuerza necesaria para derribar bastiones con sus manos desnudas y parar en seco a Titanes. Su mera presencia hace entrar en un frenesí de ira a quienes le rodean, y abrirse paso a través de ejércitos enteros en un torbellino de derramamiento de sangre apocalíptico.

Los Aniquiladores proporcionan a las Legiones Traidoras fuego antiinfantería y antitanque devastador, y dominan grandes franjas del campo de batalla con una andanada castigadora tras otra. La emoción de hacer llover fuego pesado sobre las filas enemigas les hace arder tanto la sangre que muchos Aniquiladores se obsesionan con el poder que sus armas les proporcionan. Se ven como dioses del campo de batalla que envían a las alimañas del enemigo al olvido cada vez que flexionan el dedo.

Si te interesa el fuego de apoyo pesado, los Aniquiladores te ofrecen todo lo que necesitas y más, con variedad de armamento asesino con el que eliminar a tus enemigos, ya sean infantería o blancos blindados.

Las Arañas de Disformidad personifican la defensa agresiva. Emplean sus generadores de salto disforme para atacar al enemigo antes de desaparecer. Los suyos los consideran los Asuryani más audaces, ya que desafían la locura letal de la disformidad para defender a su pueblo.

Solo en inglés.

The High Elves march to war from the ten kingdoms of Ulthuan, the mysterious island paradise where their race was birthed, to their colonies and outposts upon the infinite coastlines of distant lands. They have defended this world for millennia, battling hosts of Daemons, worshippers of the Dark Gods, and all who would try to defile and pillage it.

Baharroth, la Muerte en el viento, se mueve con la gracilidad de un céfiro y ataca con la fuerza de un huracán. Brilla en batalla con fulgor propio, entrando en alcance, abriendo fuego y a continuación replegándose para hacer frente a su siguiente presa. A corta distancia, golpea con su Espada brillante, decapitando con su elegante filo curvo.

Los Warriors of Chaos son asesinos despiadados que poseen una fuerza bruta y una habilidad temibles. Sus oscuros amos han encargado a estos indomables asesinos que arrasen el Viejo Mundo.

Los Beserkes Cthonianos se cuentan entre los miembros de la Familia más valientes y mejor equipados. Blandiendo poderosas herramientas de minería que también usan como armas de guerra y desatando explosivos autónomos que perforan rocas sólidas, los Beserkes asaltan los puntos fuertes del enemigo y los abren como un asteroide lleno de vetas de mineral precioso.

Los Big Meks están obsesionados con crear máquina sde guerra cada vez más grandes y devastadores y lanzarlas sobre sus enemigos. Sus esfuerzos (a menudo lamentables) han creado mucho dakka mortal, en especial una volátil creación conocida como kañón de atake shokk.

Este arma proyecta un túnel de campo de fuerza a través de la Disformidad que se abre al frente del cañón con un punto de salida que se crea allí donde el operador apunta. Rebaños de snottlings, junto con algunos squig, son arrojados por un túnel disforme. Cuando el Mek lo hace lo mejor que puede apuntando a la localización exacta de los soldados enemigos, los snotlings enloquecidos por la Disformidad emergen mordiendo y arañando con sus garras pero no lo hacen en las filas del enemigo, sino en el interior del mismo.

Una pieza de artillería viviente para lanzar esporas explosivas para tu ejército de Tiránidos.

Monta un Biovoro, así como tres Minas espora para arrasar el campo de batalla.

También puedes construir un Pirovoro con el que asar a la infantería de cerca.

Los Biovoros son piezas de artillería vivientes, embutidas de Minas espora explosivas que crían dentro de sus cuerpos. Al anclarse al suelo con espolones quitinosos, un Biovoro sufre violentos espasmos que expulsan a sus volátiles vástagos en altos arcos como munición viviente. Desde allí, las Minas espora llenas de gas detonan en una lluvia de fragmentos de hueso y lluvia ácida, o bien descienden lánguidamente hacia el campo de batalla, preparadas para explotar en cuanto se acerque una presa.

El Patriarch y su conciliábulo dominan los corazones y las mentes de los cultistas bajo su jerarquía. Ejercen un poder físico y psíquico total, y se encargan de organizar y dirigir las acciones de las muchas generaciones del culto para cerciorarse de que sus víctimas son destrozadas al instante. La fiel congregación obedece a pies juntillas cada palabra del Magus y del Primus, pues su voz es la del Salvador Estelar. La combinación de poder psíquico, presencia inspiradora y carisma siniestro resulta en un poderoso estimulante para los cultistas que les rodean. Quizás porque son conscientes de que si sus amos les abandonan pronto estarán perdidos, los guerreros de menor rango del culto les defienden con uñas y dientes y cuando llega el día de la batalla, la mejor defensa es un buen ataque…